domingo, 14 de junio de 2015

Él te corta la respiración, pero te llena de vida.

Respiras por necesidad, no por ganas de vivir.
Respiras porque está establecido. Funcionas automáticamente, convertida en máquina.
Respiras; acompasando tus latidos, que ya no significan más que sobrevivir un día más.

Momentáneamente esa respiración se vuelve inexperta, olvidas el ritmo correcto y pierdes el control.

Él te corta la respiración, pero te llena de vida.

Dejas de respirar, pero tu alma vibra radiante por todo tu cuerpo.
Dejas de respirar, aunque esté prohibido. Rompes las normas, dirigida por tus impulsos.
Dejas de respirar; confundiendo a tu corazón, pero empezando a vivir de una vez por todas.

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