Desconozco por qué jugamos a no conocernos.
En la rutina en la que habitamos está presente la coexistencia del otro, pero fingimos no vernos; tal que en el mismo espacio físico funcionamos en dimensiones paralelas.
Nos hicimos daño, y es palpable la tensión cuando evitas mi mirada, que te busca, que desea incitar alguna reacción al mero estimulo que mis ojos puedan causarte.
Puedes pasar a 10 centímetros de mi persona, con toda esa felicidad que ahora irradias, con esa nueva vida a la que no pertenezco, y por 5 segundos volverte lúgubre, volverte oscuro, porque fingir mi inexistencia te roba luz, te roba alma y aún así, seguimos jugando. No damos el paso a perdonar, a seguir caminos distintos, a dejar de lado todo aquello que sufrimos.
Y no sé durante cuánto tiempo seguiremos en este tablero, pero aún siendo invisible, será imposible dejar de buscarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario