martes, 20 de noviembre de 2018

Más viva.

He abierto los ojos, dejando que el sueño se me escape. 
Me he sumido en mis pensamientos, que no hacen más que rondar impasibles ante esta incapacidad onírica. 
Me mantienen despierta las negras sombras que se proyectan en las paredes; alerta, la profundidad que adquiere la bóveda imaginaria del techo; doliente, cuanto más me absorbe la oscuridad, tanto literal como figurativa.

Danzan ante mis pupilas destellos de luz, coreografiando mis pensamientos. No hago más que revivir palabras, que atropelladas por huracanes, han desaparecido. Sólo se mantienen en mis recuerdos. 

Repaso cada instante, incansablemente, buscando el indicativo del desastre. Una señal, que avecinaba esta tortura pseudoemocional.

Siento, poderosamente. Siento de maneras que ya no consideraba posibles. Y aún más rota, me siento más viva. 

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