martes, 24 de noviembre de 2015

Efimeridad.


¿Quienes somos en el mundo?


Para ser alguien realmente grande, se busca dejar huella en la memoria colectiva del planeta. 
Por otro lado, algunos buscan sólo marcar a quienes tienen cerca, ayudar a su comunidad o incluso pasar desapercibidos. Pero todo ser humano siente la necesidad de hacer algo importante con su efimeridad sobre la tierra. 

Y es que la vida son dos suspiros, en los que la mitad fuera está lloviendo. 
La gran pregunta de la humanidad busca contestar qué finalidad tiene vivir, pero vivir ya es una finalidad. Coger cada momento que es irremplazable e irrecuperable; y exprimir cada milésima de segundo, disfrutando, y siendo quien realmente queremos ser. Vivir por convencionalismos, por hacer felices a gente que nos es indiferente, preocuparse por aparentar; todo ello, sólo son pérdidas.

Si todos venimos de la tierra y acabamos en ella, por qué no cuidarla; por qué no amar al prójimo, que con sus diferencias sólo enriquece nuestras similitudes. Por qué no ser conscientes de nuestra existencia, sin olvidar que hay mucho que aprender que aún es desconocido. 

Yo busco aprender. Busco vivir y disfrutar. Busco ayudar. Y busco ser alguien importante en relación a la vida que viví.

Tengo la sensación de que no entiendo muchas cosas, me afecten directamente o no. Pero no soy inmune a las desgracias del mundo, ni a sus avances y ventajas. La vida, como el agua, se nos escapa de las manos, entre los dedos temblorosos de alguien que tal vez no estaba preparado para dejar su alma ir. Nadie merece sufrir así, pero no le quita hermosura al proceso del devenir del tiempo. No le quita razón a la esperanza, ni amor a la familia. 

No quita; cambia.


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